10.12.06

El mundo es un poquito mejor que ayer

El siguiente texto es el último discurso de Salvador Allende al pueblo chileno desde el Palacio de la Moneda poco antes de su caída, el 11 de septiembre de 1973. Sus palabras siguen plenamente vigentes hoy, el día que el mundo se ha librado de uno de los mayores hijos de puta (con todas las letras) y de uno de los peores y más sanguinarios tiranos del planeta. Lástima que, igual que el que tuvimos que padecer en España, también haya muerto en la cama.

"Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición".

Quien desee escuchar el audio íntegro del discurso, puede hacerlo aquí.

Foto: revisioncinema.com y ovejasblancas.cl

15 comentarios:

Fer dijo...

Es increíble, pero te quedas con la sensación de que el tal Pinochet ha muerto con una sonrisa en la boca y diciendo: "Prepara el catre en el trullo Garzón, que va a ir tu p... madre".

Pere Tarter dijo...

Lo que más rabia me da es que no se hizo justicia. Se murió a los 91 años un asesino de 3000 personas que encima se vanagloriaba de haberlo hecho.
Adios para siempre.
No te voy a olvidar porque mataste a demasiada gente...no te voy a olvidar porque mientras viva tengo que explicarle a la gente lo que hiciste.

Anónimo dijo...

Las reacciones en Chile a la muerte de Pinochet son dignas de un estudio social. Tanto odio, tanta veneración.

Anónimo dijo...

A mí lo que me indigna es la hipocresía de muchos en España llamando hijo de puta a este hijo de la gran puta, pero en cambio cuando giran la cara y miran al otro hijo de la gran puta que padecimos aquí 40 años y que supuso la muerte de 500.000 personas en una guerra civil de 3 años más 40 años de muertes, torturas, supresión de derechos, etc... entonces cuando se trata de éste muchos cambian el discurso, o ni siquiera hay discurso para él.

Anónimo dijo...

Juan Carlos

Leyendo mi comentario me he dado cuenta que puede parecer que va contra tí. En absoluto, imagino que ya sabrás para quien va (para aquellos de la gaviota en el pecho)

Anónimo dijo...

Aunque los pasos toquen mil años este sitio,
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.

Y no se extinguirá la hora en que caísteis,
aunque miles de voces crucen este silencio.
La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.

Mil noches caerán con sus alas oscuras,
sin destruir el día que esperan estos muertos.

El día que esperamos a lo largo del mundo
tantos hombres, el día final del sufrimiento.

Un día de justicia conquistada en la lucha,
y vosotros, hermanos caídos, en silencio,
estaréis con nosotros en ese vasto día
de la lucha final, en ese día inmenso.

"Siempre". Pablo Neruda - Canto General.

Juan Carlos dijo...

@polo
Pillé el comentario a la primera. No problem...

@el usuario anónimo
¡Grande Neruda! Y gracias por el poema.

Anónimo dijo...

Ok gracias, ya estas linkeado


saludos..;-)

dehg dijo...

Durante la pasada campaña presidencial que hubó en México, un grandísimo imbecil uso a Salvador Allendo como un ejemplo de populismo para descalificar al candidato de la Alianza por el Bien de Todos, Andres Manuel López Obrador.
Es una lastima que haya quien olvide esta atrocidad en contra de la humanidad, donde un asesino de 3000 personas derrocó a un gobierno legitimamente democrático.
Y lo peor de todo es que murió en su cama: ojala y haya llegado al infierno el muy hdp, y ojala que Francisco Franco también.

Anónimo dijo...

Como dice Csai D. y se ha visto en la tele, las reacciones son tan encontradas como en su día vimos aquí. Mantengo una teoría sobre las dictaduras y los dictadores. ¿Qué hará a una masa social quedarse embobada ante tanta tropelía? ¿Cómo es posible que no se reaccione? ¿Cómo es posible tanta cobardía colectiva dentro y fuera? Y lo peor de todo ¿cómo es posible negar la evidencia o aún más aplaudirla cuando ha sido tan nefasta? Los estudios sociales nos dirán seguramente que el momento que se vivía entonces era un caldo de cultivo adecuado para lo que sucedió. Pamplinas. La Revolución de los Claveles lo demuestra.

Un saludo

Pablo G. dijo...

buen post... me sorprende que haya tanta gente venerando a estos personajes

Anónimo dijo...

El mundo es una telaraña muy compleja. Cada uno de nosotros somos de por si una madeja incomprensible. En lo que a mi se refiere, siempre trato de hallarle un punto medio a las cosas, de entender a ambas partes.

Con el caso chileno, con una división tan acentuada entre los pinochetistas y antipinochtistas, comprendo el dolor de los familiares de los desaparecidos.

Por el otro lado, veo como muchos veneran a Pinochet por el lugar que ocupa ese país hoy en la economía latinoamericana. Las fronteras de nuestros países son resultado de guerras, asesinatos, en general, sangre derramada para uno u otro interés.

Matar es malo, pero por cuenta de muchas muertes es que hoy muchos de nosotros estamos donde estamos (Desde épocas de antes de Cristo).

Con esto no quiero decir que esté a favor de Pinochet y tantos otros dictadores y asesinos que han pululado en este mundo, sino que todo es más complejo de lo que creemos y un simple insulto no cura ni explica nada.

Juan Carlos dijo...

No puedo estar de acuerdo con tu argumento,. Csai. Es como decir que el fin justifica los medios cuando los medios usados fueron deleznables.

Estamos hablando de un monstruo que torturó (u ordenó torturar, que es lo mismo) y asesinó a miles de chilenos y no chilenos por el mero hecho de pensar diferente, por creer en la legalidad y la legitimidad de un gobierno (el de Allende) que había sido elegido en las urnas y que del mismo modo, algunos meses después, podría haber abandonado el poder si los ciudadanos de Chile lo desearan.
Hablamos de un tipo que no creía tener que pedir perdón a nadie, que se enriqueció a costa del pueblo chileno (y con el beneplácito de los Estados Unidos) y que se ha reído de la justicia mientras ha estado con vida. Es una pena, pero es así. Por eso creo que el día que murió, el mundo comenzó a ser un poco mejor. Sólo espero que ningún país deba sufrir más la presencia de esos "Salvadores de la patria" llamados dictadores que no dudan en utilizar la fuerza y la violencia en beneficio propio y en perjuicio del más débil: el pueblo.

Es cierto, un simple insulto no cura ni explica nada. Y la división que hay en Chile me hace pensar que tendrán que pasar un par o tres de generaciones para superar ese cisma. En España han pasado 30 años desde que murió Franco y 70 del comienzo de la guerra y aquellas heridas aún duelen.
Pero no debemos olvidar que en Chile, como en la España de 1936, un grupo de militares se sublevaron contra los gobiernos legítimamente elegidos y sometieron a su pueblo a una dictadura cruel, represiva, fascista e inhumana. Había un poder que emanaba del pueblo y alguien, por la fuerza de las armas, no sólo lo usurpó, sino que intentó y logró perpetuarse en él.

Perdón por el rollo. El próximo post hablaré de fútbol, que luego me acusarán de mezclar política con deporte (aunque esto no es política, sino mero sentido común).

Anónimo dijo...

Bueno, te respondo con la tristeza de la derrota en Yokohama.

Comparto tu argumento, pero quisiera profundizar en los tiempos de las sociedades.

A lo largo de la historia, cada continente ha sido víctima de estos sujetos deleznables. Aquellos que padecieron el sufrimiento antes, han llegado al puerto donde comprendieron la importancia de respetar la vida, la libertad, democracia etc...

En otras sociedades, no tan desarrolladas, estos impresentables han aparecido mucho después, en momentos en los que los países desarrollados ya habían sufrido muchos años atrás tal mal. Por ello, juzgar a veces desde la perspectiva en la que vive tu país, las situaciones de los otros, se me anotja una postura un tanto arrogante o hipócrita (Es como con el tema de recortar la emisión de los gases de efecto invernadero, la sempiterna discusión entre los países ricos y los pobres).

Te reitero, no estoy de acuerdo con lo que hizo Pinochet, pero si me gustaría que a la hora de emitir juicios, todos deberiamos documentarnos mejor, sobre todo en el caso chileno, donde como dije en mi comentario, es digno de estudio ver la fragmentación que hay en torno a este personaje.

En Alemania el 98% detesta a Hitler, pero es curioso ver que en Chile ese porcentaje se reduce considerablemente.

En fin, un tema complejo, del que no me puedo expresar bien por la tristeza que me embarga el terremoto de Yokohama.

Anónimo dijo...

¿Cómo los pueblos pueden verse sometidos a cobardes, ladrones, delincuentes y asesinos como Pinochet? El egoísmo y la incultura son dos buenas razones: el egoísmo de unos pocos por mantener sus intereses en el poder, y la incultura de un pueblo llano del que se aprovechan lanzando soflamas en contra de una amenazas que no existen.