El pasado sábado, Martí Perarnau publicaba un artículo en su blog que trataba sobre el nivel cultural de los futbolistas y yo mismo, meses atrás, también toqué el tema. Si tenemos en cuenta que los deportistas de élite (especialmente los futbolistas) acostumbran a ganar mucho dinero a una edad muy temprana, resulta relativamente sencillo comprender la tentación que supone vivir el día a día y, en bastantes ocasiones, no mirar más allá. Afortunadamente, cada vez son más los jugadores que se preocupan de su futuro más lejano y apuestan por los estudios y la formación, como Pablo Alfaro, Fernando Torres, Toni Doblas, el ya retirado Julen Guerrero u Oleguer Presas. Otros prefieren invertir parte del dinero ganado en negocios ligados a la restauración, la hostelería o el sector inmobiliario, pero aún siguen siendo pocos.
Elegir a los diecipocos años entre una prometedora carrera futbolística (tal vez rentable a la larga, pero sólo prometedora) y la formación no debe resultar fácil, porque la madurez no es precisamente la característica principal de los adolescentes, deportistas o no. El entorno familiar y profesional (léase representantes, no “traficantes de jugadores”) debe jugar un papel fundamental en la decisión final y muchas veces no lo hace en la forma correcta. La presión (“dedícate en cuerpo y alma, porque muchos apuntan pero pocos llegan”), la tentación del dinero y la popularidad pueden acabar por convertirse en pan para hoy y hambre para mañana.
Hace unos años, la Fundación Johann Cruyff puso en marcha Cruyff Academics International, un proyecto encaminado a ofrecer a deportistas y exdeportistas un programa de formación específico en gestión deportiva que les permita seguir ligados a su mundo una vez retirados. La Academia, que cuenta con el respaldo de diversas universidades, ha tenido entre sus alumnos a deportistas de élite como Jordi Villacampa, Enric Masip, Xavier O’Callaghan o Ferran Martínez, algunos de los cuales ya se han incorporado a clubes profesionales para ejercer su nueva labor. Es sólo un ejemplo, pero un ejemplo válido, de que nunca es tarde para aumentar el nivel de formación de un colectivo que, en no pocas ocasiones, carece de este tipo inquietudes.
EL CASO DE DARÍO SILVA
Darío Silva ha visto truncada su carrera futbolística -que ya estaba en su recta final- a causa de un accidente de tráfico que ha obligado a los médicos a amputarle la pierna derecha. A la hora de escribir estas líneas, Silva se encuentra en estado de coma inducido y aún existe cierta inquietud por su vida, aunque las últimas noticias los médicos hablan de una cierta mejoría.
La carretera se ha llevado, igual que hace con la gente ‘normal’, a diversos deportistas de élite en los últimos años. Los nombres del panameño Rommel Fernández o de los baloncestistas Fernando Martín y Drazen Petrovic son de los primeros que vienen a la memoria cuando conjugamos las palabras deportista y accidente, sin duda porque dejaron la vida en el asfalto en plena madurez deportiva. En otros casos, como el del también futbolista uruguayo Germán Hornos, la suerte se alía con el accidentado y puede, más tarde o más temprano y con mucho esfuerzo, reanudar su vida deportiva.
Y hay una tercera opción: la de quienes sobreviven al accidente (de tráfico o de cualquier otra índole, incluso psíquico) pero se ven imposibilitados a causa de las secuelas para continuar con su carrera. Los hay que no saben superar el trauma que supone dejar de estar en la cresta de la ola y se dejan caer en tristes y muchas veces rápidos procesos autodestructivos (Pantani, Chaba Jiménez, Jesús Rollán...). Otros, sin embargo, cuentan con la madurez suficiente para salir adelante y aceptar su nueva situación. Si el delantero uruguayo afronta su nueva situación con el carácter guerrillero, temperamental e impulsivo que mostraba sobre el terreno de juego, no tengo dudas de que sabrá salir adelante.
Elegir a los diecipocos años entre una prometedora carrera futbolística (tal vez rentable a la larga, pero sólo prometedora) y la formación no debe resultar fácil, porque la madurez no es precisamente la característica principal de los adolescentes, deportistas o no. El entorno familiar y profesional (léase representantes, no “traficantes de jugadores”) debe jugar un papel fundamental en la decisión final y muchas veces no lo hace en la forma correcta. La presión (“dedícate en cuerpo y alma, porque muchos apuntan pero pocos llegan”), la tentación del dinero y la popularidad pueden acabar por convertirse en pan para hoy y hambre para mañana.
Hace unos años, la Fundación Johann Cruyff puso en marcha Cruyff Academics International, un proyecto encaminado a ofrecer a deportistas y exdeportistas un programa de formación específico en gestión deportiva que les permita seguir ligados a su mundo una vez retirados. La Academia, que cuenta con el respaldo de diversas universidades, ha tenido entre sus alumnos a deportistas de élite como Jordi Villacampa, Enric Masip, Xavier O’Callaghan o Ferran Martínez, algunos de los cuales ya se han incorporado a clubes profesionales para ejercer su nueva labor. Es sólo un ejemplo, pero un ejemplo válido, de que nunca es tarde para aumentar el nivel de formación de un colectivo que, en no pocas ocasiones, carece de este tipo inquietudes.
EL CASO DE DARÍO SILVA
Darío Silva ha visto truncada su carrera futbolística -que ya estaba en su recta final- a causa de un accidente de tráfico que ha obligado a los médicos a amputarle la pierna derecha. A la hora de escribir estas líneas, Silva se encuentra en estado de coma inducido y aún existe cierta inquietud por su vida, aunque las últimas noticias los médicos hablan de una cierta mejoría.
La carretera se ha llevado, igual que hace con la gente ‘normal’, a diversos deportistas de élite en los últimos años. Los nombres del panameño Rommel Fernández o de los baloncestistas Fernando Martín y Drazen Petrovic son de los primeros que vienen a la memoria cuando conjugamos las palabras deportista y accidente, sin duda porque dejaron la vida en el asfalto en plena madurez deportiva. En otros casos, como el del también futbolista uruguayo Germán Hornos, la suerte se alía con el accidentado y puede, más tarde o más temprano y con mucho esfuerzo, reanudar su vida deportiva.
Y hay una tercera opción: la de quienes sobreviven al accidente (de tráfico o de cualquier otra índole, incluso psíquico) pero se ven imposibilitados a causa de las secuelas para continuar con su carrera. Los hay que no saben superar el trauma que supone dejar de estar en la cresta de la ola y se dejan caer en tristes y muchas veces rápidos procesos autodestructivos (Pantani, Chaba Jiménez, Jesús Rollán...). Otros, sin embargo, cuentan con la madurez suficiente para salir adelante y aceptar su nueva situación. Si el delantero uruguayo afronta su nueva situación con el carácter guerrillero, temperamental e impulsivo que mostraba sobre el terreno de juego, no tengo dudas de que sabrá salir adelante.
Referencias:
11 comentarios:
@rapacarallas
Tienes razón. Que gestionen su patrimonio como hicieron Maradona, Garrincha o Julio Alberto. O, mejor aún: que se rodeen de Cysterpillers y compañía.
O se forman ellos o se rodean de gente que sepa y sea de confianza. Si no, mal asunto.
A mí tampoco me importa el nivel cultural de los futbolistas, pero me gusta escuchar algo más que chorradas cuando les entrevistan. En cualquier caso, nunca está de más la formación cultural, porque no se juega al fútbol hasta los 75 años.
De todos modos, gracias por tu comentario y, sobre todo, por el tono euq empleas. Da gusto.
@Juan Carlos
Creo haber comentado en el post que mencionas. A mi me gusta ver a tipos como Guardiola, Butragueño, Julen, gente que tiene inquietudes intelectuales.
Tampoco podemos exigirle a muchos jugadores más de lo que dan. Su escasa educación se debe también a unos orígenes sociales muy difíciles.
Yo me conformo con que sean personas respetuosas. Si despilfarran o no sus fortunas, eso no me incumbe ni me importa en absoluto. Mi pensamiento, en ese sentido es que cada quien hace de su vida lo que mejor le parezca. Confío en que ejemplos como el de Maradona o Julio Alberto sirva a las nuevas generaciones, aunque el camino hacia el que vamos de dinero y superficialidad no ayudará mucho.
A mí sí me importa el nivel cultural de los futbolistas porque, además de su trabajo físico y técnico, tienen otras funciones en el fútbol de hoy en día, como dar ruedas de prensa o comentar partidos para radios y televisiones. ¡¡Ya está bien de Kikos, Camachos y Polis Rincón!! Claro que, bien pensado, a los jugadores que dicen algo interesante, tipo Guardiola, Oleguer, Valdano o Sorín, se les tacha poco menos que de arrogantes y pesados.
Comparto tu opinión Juan Carlos así como la de Csaid and jpomada. A mi también me gustan los futbolistas con inquietudes. Al fin y al cabo la vida no se acaba en un campo de fútbol y aunque tengan la vida más que solucionada la educación es un plus que todos tendrían que cuidar.
Por cierto yo estudié Económicas con Morales, el ahora jugador del Nastic y antes del Espanyol y Alavés, en la UAB. Y si escuchas una entrevista se le nota que ha estudiado...especialmente si lo comparas con aguien como Tamudo.
S2
A mí también me gustaría que fueran más espabilados, pero sinceramente, me pongo en el lugar de Messi o Ramos, 19 años y la vida resueltísima, y si no eres un desastre como los que ya has citado anteriormente, es muy complicado que se te tuerza el asunto.
Es un tema muy complejo y depende de muchos factores (principios de cada uno, educación, disponibilidad de material, sociedad en la que se encuentre, genética,...).
Tampoco nos equivoquemos, mucha gente que estudia una carrera después no se puede dedicar a lo que quiere, aunque es cierto que adquieres una serie de conocimeientos que te pueden ser útiles ( no).
Para mi lo más importante que debería tener una persona (no sólo futbolista) es la actitud "correcta".
En los comentarios de algunos se intuye que sólo hay que estudiar si eso sirve para tener más dinero.
Nada de pensar en ampliar conocimientos, ser más culto, poder comprender mejor situaciones, conflictos, personsa, y así un largo etcétera.
Sintomático de la sociedad en la que estamos.
Una anécdota a todo lo dicho antes.
El problema no es que tengan más o menos estudios, el problema es que muchos viven totalmente ajenos a la realidad social en que viven.
Hace años, en vísperas de una huelga general en este país, le preguntaron a un jugador de la selección que opinaba al respecto, y éste contestó:
Ah, pero hay huelga? No sabía nada, la verdad veo poco la tele y estos temas no sé...
Juan Carlos, esta situação em um país carente como o Brasil, onde a quase totalidade dos jogadores vêm das camadas mais pobres da sociedade, é ainda pior.
Aqui, alguns clubes se preocupam e conseguem fazer com que o garoto continue estudando. Mas é difícil. Conforme avançam no futebol e na idade, as viagens, principalmente, começam a atrapalhar a atividade escolar.
Com 14 anos ou menos, o jovem já sonha em ganhar dinheiro, jogar na Europa, ter um carro bonito e... mulheres. Esta é a verdade. Muitos vivem por conta desses sonhos. É uma competição muito forte e desproporcional com o aborrecimento que é ir para a escola, estudar, fazer deveres escolares.
Creio que uma fundação como essa do Cruyff seja uma boa saída - literalmente - profissionais despreparados para viver a vida "comum".
Personalmente conozco el caso de dos jugadores españoles, uno internacional sub 21 y otro absoluto, que sacan tiempo de la nada para sacarse una carrera. Y, no tanto para ganarse la vida o tener una ocupación en el futuro, sino por inquietud o reto. Saludos
Dario Silva ya se encuentra fuera de peligro.Ayer en el Larguero su mujer decía que tirará para adelante,que es muy fuerte.Este hombre ha sido el autor de gol más bonito que yo he visto nunca en un estadio en directo,un R.Madrid 4 Málaga 3 de la temporada 2000-01.
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